Creo que mi fruto es una decisión, o convicción. Es seguir creyendo y eligiendo lo que quiero. Ahora sigo queriendo dedicarme a la fotografía y buscar el equilibrio entre lo personal y lo comercial. No sé qué pasará más adelante.

Creo que sí. Siempre he estado en esto. Supongo que se ha ido reforzando esa intuición de que estoy donde quiero.

Siempre he trabajado en el audiovisual pero creo que había algo en mí que no estaba en paz trabajando para otros. Sentir que debía encajar en una forma de hacer no resonaba conmigo.

Ahora me siento más libre. A pesar de la inestabilidad, la prefiero, la escojo. Me parece más coherente poder respetar mis ritmos e intentar decidir dónde pongo mi energía.

Me ayudó a ver y entender que hay muchas formas de hacer, y de vivir. Que no debo encajar en algo que no resuena conmigo. Y también me ayudó a bajar de la mente, aterrizar ideas y ser más realista.

1. Seguir a mi intuición, hacer y crear cosas que me divierten porque sí, sin dar explicaciones.

2. Poder escuchar mis ritmos y tratar de tener mis propios horarios y formas de hacer.

3. Compartir con otras creadoras.

Muy intuitivo. Diría que soy de hacer primero y revisar después. Me gusta seguir a mi intuición a la hora de crear y entender más tarde lo que está aconteciendo a través de mí. Pero después necesito unas rutinas y compromiso conmigo para seguir y no abandonar.

A través del silencio, el mar y el cuerpo. La práctica de yoga, la meditación, bañarme en el mar y crear. Diría que son las cosas que me hacen volver a mí y aterrizar.

Ritualizar cada gesto. Y mover el cuerpo, mucho.

Hace poco me preguntaba qué es el éxito íntimo y dónde lo ubico en mi cuerpo. Si miro hacia fuera, me fijaría en mi carrera profesional, en la validación externa y en el cumplimiento o no de los estándares sociales. Pero si miro hacia dentro hay otra cosa más simple pero a la vez difícil que es estar en paz y dicha.